A los catorce, Andrew Thompson y Caleb Lakes se vuelven mejores amigos. Con el transcurso de los años, se apoyan durante los dramas familiares, escolares y el inicio de sus carreras. Juntos comparten sus primeras experiencias sexuales, aprendiendo y experimentando entre ellos, y se ayudan a través de incontables citas y rompimientos.
Décadas de confianza y lealtad construyen una profunda y duradera amistad, una que supera cualquier relación en sus vidas. Sin embargo, cuando su amistad única cambia, no saben cómo salirse de sus roles establecidos y construir algo nuevo. Después de todo, los novios van y vienen, pero los mejores amigos son para siempre.
—Más duro, oh Dios, Drew… ¡más duro! —Caleb Lakes colocó las palmas de sus manos contra la cabecera, se apoyó sobre los codos y se preparó para soportar las poderosas embestidas de su compañero de habitación. No iba a resistir mucho tiempo. No mientras escuchaba esos familiares gruñidos de estoy-por-correrme que salían sin parar de la boca de Andrew, mientras su grueso pene lo penetraba con una pasión descoordinada.
Largos dedos sujetaron su cintura, muslos musculosos se acomodaron entre sus piernas abiertas y caderas firmes ondulaban detrás de él. Caleb sabía lo que vendría. El cuerpo de Andrew Thompson durante el sexo le era tan familiar como el suyo. Ese largo cuello perfecto se echaría hacia atrás, cerraría los ojos verdes, abriría sus labios carnosos y esa lengua rosa saldría. Luego Andrew gritaría su nombre y su cuerpo se tensaría mientras su pene pulsaba expulsando su semen.
El solo pensar…